viernes, 29 de abril de 2016

La ciudad de Panamá: impresiones generales y resumen de unos lindos días por allí


 
Antes de comenzar a contarles de la parte playera del viaje, acá un resumen de mis impresiones sobre la ciudad de Panamá, ya que en los post anteriores fui mostrándoles diferentes aspectos.

Es un sitio que me gustó mucho, y en el cual me hubiera gustado tener más tiempo para recorrer. A pesar de que hicimos de todo (realmente lo aprovechamos al máximo) fueron dos días y medio nomás allí.

Antes de ir para allá, los comentarios de conocidos sobre la ciudad eran diversos. Todos coincidían en que la zona de playas del país era un paraíso, pero sobre la parte urbana algunos expresaban que no les había parecido la gran cosa.

A mí en cambio me pareció un sitio muy agradable para conocer, con mucho potencial. Supongo que el hecho de haber contado con la guía de una lugareña que se ocupó de hacernos recorrer de la manera en que lo hicimos ayudó a que nos encantara.

La parte moderna tiene su lado impactante. Son altos rascacielos y una vista preciosa del mar a su costado. Las calles son algo desordenadas, curvas,  y no tienen veredas muy aptas para caminar. Está más preparada para el tránsito vehicular (aunque hay horarios pico en que este se complica bastante).

La parte antigua es de lo más pintoresca. Sus casitas antiguas, sus paseos al lado del océano, su feria de artesanías, lugares para tomar algo. Me pareció muy lindo realmente. Me hubiera gustado recorrerla con más tiempo.

El Canal de Panamá es de esos sitios que también valen la pena. Por la obra de ingeniería impactante que es, y por su historia.

Aunque no hice post al respecto porque tengo pocas fotos ahí sacadas, hemos visitado también un museo muy interesante llamado “de la Biodiversidad”. El edificio es moderno y colorido (su techo está conformado por paneles de diversos colores, distinguible fácilmente de todos lados). Allí hay exhibición de lo que es la flora y la fauna del país, con un recorrido virtual sobre la formación de Panamá. Al ser de lo último del continente en emerger, fue lo que posibilitó lo que se llama “el gran intercambio”, que es ni más ni menos que el cruce de las especies animales de América del Norte hacia el sur, y viceversa. O sea, de que la vida sea como hoy la conocemos. También se dice que esta unión ha influido en las mareas y las temperaturas de los océanos. En fin, un montón de cosas interesantes.

La parte de las ruinas de la ciudad vieja también tiene lo suyo. La cinta costera y la Calzada de Amador muy bonitas y cuidadas, ideales para caminar.

El Valle de Antón ciertamente me gustó, y fue un ambiente muy diferente pero sin haber hecho tantos kilómetros realmente. Sin embargo daba la sensación de estar en otro lugar bien distante gracias a la presencia de los cerros.

Tiene también la ciudad un atractivo para quienes gustan ir de compras. Nosotros no disponíamos de tiempo, pero hay varios shoppings grandes y con muchas marcas de renombre. Con precios tal vez un poco más accesibles que en Argentina, sobre todo en lo que es electrónica. Nosotros compramos una Tablet a la mitad de lo que aquí se la consigue, y un modelo que aquí ni ha llegado. Claro que eso habla más que nada de lo caro y los atrasos que tenemos en nuestro país para ciertos productos, aunque eso es otro tema.

El hotel en donde nos hospedamos era muy bonito y céntrico. Bastante más lujoso que lo que estamos acostumbrados, pero era la luna de miel así que lo merecíamos, ¿no? La realidad es que fue el que nos ofrecieron en el paquete, y realmente nos sentimos muy bien atendidos allí. Los desayunos bien completos y variados, había de todo para elegir.

El clima siempre soleado y caluroso. A mí me encanta el verano así que lo disfruté. Por momentos demasiado calor, pero francamente lo prefiero al contraste de lo que estamos viviendo ahora en Buenos Aires (¡4 º C en abril! ¡De locos! ¡Se vino el invierno anticipado!).

En resumen, la ciudad la super recomiendo para ser visitada.

Si se los perdieron, les invito a leer los post sobre los sitios que visitamos.

 

jueves, 28 de abril de 2016

Valle de Antón


Una de las ventajas de haber contado con la guía de mi amiga panameña fue que conocimos sitios que de otra manera seguramente no habríamos visto. Uno de estos lugares fue el Valle de Antón.

Este sitio queda a hora y media de la ciudad de Panamá, y los lugareños suelen utilizarlo para escapadas de fin de semana, pero los extranjeros difícilmente llegan porque no es lo que más se publicita. A mí me encantó haber podido ir, ya que tiene un encanto especial.

Según los geólogos El Valle es un cráter o una caldera de un volcán. A simple vista parece que uno está rodeado de montañas, pero en la realidad estamos dentro de un cráter (¡por suerte inactivo!).

Hay un mercado público con artesanías, y que según me comentaron los fines de semana se venden allí muchas flores.

El Macho
En medio día (porque ese fue el tiempo que estuvimos ahí) pudimos ir a varias de sus atracciones.

Nos dirigimos primero a El Macho, que es una pequeña cascada con piscinas naturales.

Muy florido por el zoologico
Luego fuimos a ver el jardín zoológico “El Nispero”. Es un predio bastante grande donde encontramos gran variedad de plantas y animales. Predominan las aves, entre ellas unos loritos de lo más simpáticos. Hay un área especial con diversos tipos de ranas. Costaba encontrarlas en cada uno de sus hábitat, pero finalmente uno terminaba viendo al anfibio en cuestión camuflado entre las hojas. Los había de varias clases, con distintos colores y tamaños.

He visto un lindo lorito
Loros curiosos
Ave de bellos colores
Otro loro curioso
 

En una parte del zoológico se contaba con una hermosa vista de los cerros, y también con un bosquecito de lo mas lindo.

Con los cerros de fondo
bosque acogedor
Uno de los animales que más me hizo reír fue un grupo de chanchitos que estaban tomando la teta. Era gracioso ver como se desesperaban, y tan ansiosos estaban que no lograban embocar con su objetivo. La madre chancha tranquilamente se quedaba recostada mientras sus pequeños estaban así de entretenidos.

Chanchitos tomando la teta
También un grupo de mapaches que estaban de lo más despiertos y escandalosos.
Gavilan
Mapache
Luego de eso subimos a uno de los cerros y disfrutamos de ver el valle desde ahí. ¡Realmente encantador!

Vista desde el cerro
Luego de todo el paseo volvimos al hotel, satisfechos por haber recorrido tanto.

Ya esa era la última noche en la ciudad, ya que al día siguiente partíamos para Bocas del Toro y nuestro destino más playero. ¡No se pierdan esos relatos y fotos!

martes, 26 de abril de 2016

Canal de Panamá

La gente en los balcones lista para ver el cruce de los barcos

Sin duda el Canal de Panamá es de lo más conocido a nivel mundial cuando se piensa en ese país. Seguro se escuchó alguna vez que por ahí hay una obra fantástica que permite el cruce de las embarcaciones entre el océano Pacifico y el Atlántico.

Compuerta cerrada
Era por lo tanto uno de los puntos de interés que no queríamos dejar de conocer, y fue muy interesante hacer la visita.
Barcos de pasajeros esperando para cruzar

Les voy a dejar el link a una página en donde se explica de forma sencilla y amena como funciona y otros datos curiosos. Considero que ahí en pocas líneas se comenta lo esencial, así que yo me voy a concentrar en contarles mi experiencia allí y mostrarles algunas fotos que saqué, y los invito a leer un poco más haciendo click aquí.

Barcos en espera, mientras va bajando el nivel
Mi amiga nos llevó allí después de almorzar. Frente a las esclusas de Miraflores hay un museo y cuatro pisos con balcones desde los que los visitantes pueden observar el paso de los barcos. Por altoparlantes se explica en español y en inglés como funciona, cuánto cuesta y con cuanto tiempo antes la naviera debe reservar su lugar (¡dos años!), algo de la historia, etc.

Los barcos a punto de pasar
Miren la diferencia de nivel entre una camara y otra
Uno se siente pequeñito cuando ve el tamaño de las embarcaciones que por ahí cruzan. A nosotros nos tocó ver un gran barco transportador de vehículos, y un par de barquitos de pasajeros. Todos ellos esperaban para cruzar al mismo tiempo. Hay diferentes exclusas que se van llenando y vaciando de agua para conseguir tener el mismo nivel entre una y otra. En internet van a encontrar videos sobre su funcionamiento. Es sorprendente la velocidad con que el nivel asciende y desciende, y como se abren y cierran las pesadas compuertas entre una cámara y otra.

Es algo digno de ver. El canal tiene más de 100 años (se inauguró en 1914), y se está avanzando con una ampliación que posibilitará que en el futuro crucen barcos todavía más grandes que los actuales.
Los pequeños barcos llegando a la ultima compuerta

gran barco cruzando, ayudado por las maquinas de los costados que lo guian
Desde el barco siguen relajados el cruce
El museo explica cómo fue su construcción, la cual en un primer momento estuvo a cargo de los franceses. Las enfermedades de la época sin embargo diezmaron a los trabajadores, por lo que la obra se interrumpió. Fue finalmente llevada a cabo por los estadounidenses. Recién el 31 de diciembre de 1999 el control del canal fue transferido al pueblo panameño. Me emocionó ver videos de ese día, que fue realmente una fiesta.

Nos saludan desde el barco
En el museo hay varias cosas interesantes. Una que me gustó mucho también es un simulador que recrea el pasaje de un barco por el canal en forma acelerada. Uno se siente en la cabina de la embarcación, y por un video va viendo el avance. Muy bien hecho está el movimiento en el piso, que da una sensación de que uno realmente se encuentra allí cruzando.
Sala de control

Simulador. ¡Buenisimo, me encantó!
Explicaciones en el museo. Tipos de buques
Rocas de diferente origen durante la construcción
Si van por la zona no dejen de ir a conocer. ¡Vale la pena!



Sala sobre la ampliación del canal